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En esta etapa dejamos atrás la jungla amazónica para subir de nuevo al altiplano andino. A lo largo de 500 km y más de 5000 metros de desnivel pasamos de la selva al bosque lluvioso y de éste a la puna. Las camisetas de manga corta son substituidas por los gore-tex y más adelante por los forros polares. Dejamos de tomar zumos de frutas tropicales para calentarnos con mate de coca. La brisa tan agradable de las llanuras nos corta los labios en los pasos de montaña. Aunque los cambios entre el principio y el final de la ruta son brutales, haciendo el recorrido en bici se ven de manera gradual y se pueden apreciar sin perder detalle. En esta zona volvemos a encontrarnos por fin con otros cicloturistas. ¡Ya empezábamos a creer que éramos los únicos en el continente!

Los centros arqueológicos incas a las puertas de Cusco anuncian la grandiosidad de la que 5 siglos atrás fue la capital del mayor imperio de Sudamérica. Las obligadas visitas al Valle Sagrado y Machu Picchu, aun cuando ya los habíamos visitado años atrás, nos vuelven a encantar.

Índice de esta etapa:

19 de Septiembre de 2011: De Puerto Maldonado a Laberinto (Perfil)
20 de Septiembre de 2011: De Laberinto a Mazuko (Perfil)
21 de Septiembre de 2011: De Mazuko a Quincemil (Perfil)
22 de Septiembre de 2011: De Quincemil a Limacpunko (Perfil)
23 de Septiembre de 2011: De Limacpunko a Marcapata (Perfil)
24 de Septiembre de 2011: De Marcapata a Tambopampa (Perfil)
25 de Septiembre de 2011: De Tambopampa a Ocongate (Perfil)
26 de Septiembre de 2011: De Ocongate a Ccatcca (Perfil)
27 de Septiembre de 2011: De Ccatcca a Cusco (Perfil)

 

Perfil de la etapa:


Perfil de la etapa

 

19 de Septiembre de 2011: De Puerto Maldonado a Laberinto

Finalmente abandonamos Puerto Maldonado. Parece que cada vez pasamos más tiempo en las ciudades que ofrecen servicios como un buen hotel o restaurantes. Pero hoy, antes de las 7 salimos camino de Puerto Rosario de Laberinto. Aunque el recorrido son sólo 56 km, nos hemos levantado a las 5, pues todavía teníamos que montar la rueda reparada en la bici. Al hacerlo, hemos visto que las pastillas de freno estaban completamente gastadas y nos ha llevado su tiempo cambiarlas y ajustar el disco de freno. Aun siendo temprano, las calles ya están repletas de moto-taxis y trimoto-taxis. El tráfico se reduce considerablemente al pasar de largo el desvío hacia el aeropuerto.

Todo cabeLa carretera asfaltada es absolutamente plana, con muy pocas ondulaciones, lo cual nos permite circular a más de 20 km/h. El recorrido no tiene nada especial y en 3 horas no plantamos en Santo Domingo, el desvío que nos llevará a Laberinto. El tramo de la interoceánica entre Santo Domingo y Santa Rosa está plagado de asentamientos mineros de oro y según dicen se parece un poco a la fiebre del oro norteamericana: en las nuevas poblaciones no hay ley. Varias personas en Maldonado, incluyendo la policía, nos han recomendado pasar ese tramo lo más rápidamente posible y durante el día. Por ese motivo hoy nos quedamos a dormir en Laberinto. Nos quedaríamos en Santo Domingo, pero el único alojamiento que hay no reúne nuestros requisitos mínimos. Así que nos vamos por una pista de tierra, o mejor dicho, de piedras hasta Laberinto.

Laberinto está en la orilla del río Madre de Dios y nos da la impresión de que es el centro de abastecimiento de las minas circundantes. En el puerto se ve cómo los peque-peque cargan provisiones, sobretodo cajas de cerveza, y se van río arriba o abajo. El mejor hotel del pueblo está completamente ocupado por los trabajadores de la empresa que mantiene la carretera. En la segunda opción también tienen todas las habitaciones ocupadas y todavía no saben si alguno de los huéspedes se irá hoy. Son la 10:30 y, según la recepcionista, aún están durmiendo la borrachera de anoche. Pasado el mediodía conseguimos una habitación con baño. Como extras tenemos un grifo que gotea y un fuerte olor a pintura.

Dando un paseo por las calles vemos multitud de talleres de soldadura donde reparan la maquinaria para las minas, como las bombas de agua que usan las dragas. En la calle frente al río se apelotonan las casas de compra de oro. Una vez recorridas las 4 calles, nos volvemos a la habitación para construir el perfil de las etapas hasta Cuzco. El resumen es que tenemos que trepar más de 5000 metros para llegar al altiplano andino. Del susto nos vamos a dormir. Mañana nos esperan 100 km con cierta presión de pasarlos rápido.

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20 de Septiembre de 2011: De Laberinto a Mazuko

Comienza la subidaLa noche ha sido terrible. A los portazos y gritos de los otros huéspedes se sumaba la tele a todo volumen del recepcionista nocturno. Suerte que somos capaces de dormir hasta en una cama de faquir, porque si no, hoy no hubiéramos pegado ojo. A las 6 ya estamos de camino por la pista pedregosa que nos devuelve a la carretera interoceánica. Al cabo de unos kilómetros nos encontramos con un par de ciclistas en dirección contraria. Hace meses que no vemos a ninguno y los interceptamos para charlar un rato. Chris lleva 16 meses en ruta desde Alaska. Dimitri empezó en Quito. Ambos van hacia Ushuaia. Intercambiamos consejos y recomendaciones para los próximos días y seguimos nuestro camino.

Al cabo de 50 km empiezan las primeras agrupaciones de barracas con techos de lona plástica y hojas de palmera. La mayoría son talleres de soldadura o de reparación de motos. Las minas están a cierta distancia de la carretera y las motos son el medio de transporte utilizado para llegar. De vez en cuando, desde la misma carretera, se ven extensiones de terreno completamente arrasadas por las explotaciones mineras.

Flor de la selvaEn el km 100 llegamos a Santa Rosa, destino inicial para hoy. El mejor de los alojamientos es bastante cutre y decidimos recorrer los 28 km que nos separan de Mazuko, supuestamente con una mayor oferta de hospedajes. A la salida de Santa Rosa tenemos que superan unas pequeñas colinas. Después de varias semanas de rodar por la planicie amazónica, hoy encontramos las primeras estribaciones de los Andes. En breve los sufriremos a plena potencia.

A los 128 km llegamos a Mazuko, considerablemente más grande que Santa Rosa y encontramos un hospedaje satisfactorio. Después de la ducha salimos a comprar unas verduras para hacernos una ensalada para cenar. Mañana hay que madrugar de nuevo para evitar el calor, así que nos vamos a dormir pronto.

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21 de Septiembre de 2011: De Mazuko a Quincemil

Mascota saltarinaDe nuevo salimos a las 6 de la mañana. El cielo está cubierto de nubes y así seguirá durante buena parte del día. Definitivamente, las llanuras amazónicas han quedado atrás. Estamos en territorio de bosque lluvioso, caracterizado por colinas con laderas de fuertes pendientes que obligan a la carretera a serpentear siguiendo ríos cargados de sedimentos. Entre ellos polvo de oro, que los mineros se afanan en buscar en los numerosos asentamientos más bien precarios. La vegetación sigue siendo frondosa, como en la selva. De hecho, todavía estamos por debajo de los 500 metros de altitud. Las oropéndolas siguen siendo frecuentes, así como sus nidos colgantes hechos a base de ramitas y paja entretejidas.

Y claro, en el bosque lluvioso llueve. A media mañana nos cae el primer chaparrón del día. Por suerte estamos cerca de una casa a pie de carretera y nos refugiamos en el porche. Allí charlamos con los dos hombres que la habitan. Como mascotas tienen 3 cachorros de perro y un mono amarillo con tendencias pedo-perrófilas. Cuando el chubasco se convierte en una fina lluvia que casi ni moja, reemprendemos el camino. Unos centenares de metros más adelante nos encontramos con Edmilson, un ciclista brasileño que ha pasado la noche en la casa donde acabamos de refugiarnos. Edmilson está en un taller intentando arreglar su bici y después de ofrecerle ayuda, quedamos en encontrarnos en Quincemil al final de la jornada.

Paisaje a media alturaMás adelante nos cae un segundo chaparrón que también conseguimos esquivar protegiéndonos bajo el techo de lo que parece ser un taller de carpintería medio abandonado. El tercero del día finalmente nos deja empapados. Empieza a unos 10 km de nuestro destino y sin techos a la vista. No hace frío y seguimos pedaleando en camiseta y pantalones cortos. Simplemente es incómodo pedalear bajo la lluvia. Llegamos a Quincemil en el momento de mayor intensidad. Para cuando encontramos alojamiento, la lluvia ha cesado. Supongo que hoy teníamos que mojarnos sí o sí.

Por la tarde las nubes se esparcen y aparece un sol radiante. Salimos a dar un paseo por la calle del pueblo y nos encontramos con Edmilson de nuevo. Cenamos juntos y nos contamos las historias respectivas. Lleva 5 años y medio viajando en bici. A parte de la clásica Alaska-Ushuaia, ha recorrido todos los países latinoamericanos. Hemos quedado mañana a las 6 para empezar la subida juntos hacia Cuzco.

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22 de Septiembre de 2011: De Quincemil a Limacpunko

El día se levanta lloviendo. De todas maneras cargamos las bicis para estar preparados tan pronto pare. Habíamos quedado con Edi que si llovía esperaríamos hasta que parara. Sobre las 7 deja de llover, esperamos un poco para ver si Edi aparece. No sabemos donde se hospeda así que finalmente salimos sin él.

CascadasLa carretera sube desde el primer momento. Primero suavemente, pero a medida que pasa el día, la pendiente va incrementándose. Aunque lo hace muy gradualmente se nota, pues con el pasar de los kilómetros tenemos que usar piñones más grandes. Las laderas de las montañas que nos rodean cada vez son más abruptas. La vegetación, todavía frondosa, las cubre por completo y es que seguimos en zona de bosque lluvioso. En las más escarpadas se ven cascadas encadenadas que caen por cientos de metros hasta el valle. El río que remontamos ya nos es como en las llanuras amazónicas, marrón y tranquilo. Éste es turbulento pero de aguas transparentes.

Los kilómetros van quedando atrás y seguimos ganando altura. Unos nubarrones grises nos persiguen empujados por vientos del Este, arrastrando toda la humedad de la selva. Al final nos dan alcance, casi cuando llegamos a Limacpunko. Queríamos llegar a Marcapata, pero empieza a llover con cierta intensidad y ya llevamos 50 km de subida. Y lo que es peor, 1600 metros de desnivel. Suficiente por hoy. Además, cuando llegamos a Limacpunko, de uno de los hospedajes sale un tipo alborotado llamándonos a gritos. Se trata de Cesare, otro ciclista que viaja con su mujer Regis, desde Cuzco hasta Rio Branco, en Brasil. Cesare nos convence de que nos quedemos en el hospedaje donde ellos están. Después de instalarnos bajamos al restaurante de la planta baja y comenzamos a intercambiar información. Al cabo de un rato aparece Edi por la carretera y Cesare sale como una bala para interceptarlo y hacer que se quede con nosotros. Todos salimos a la calle y por unos momentos somos el centro de atención del pueblo en una demostración pública de exaltación de la amistad.

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23 de Septiembre de 2011: De Limacpunko a Marcapata

Subida hacia MarcapataOtro día de lluvia. Seguimos con la técnica de dejar las bicis preparadas para arrancar cuando pare de llover. Habíamos previsto salir pronto pero empezar pedaleando con esta lluvia fría nos da demasiada pereza, así que esperamos en el restaurante del hospedaje en compañía de Edi, Cesare y Regis. Regis y Cesare conocen un método medio chamánico para espantar la nubes y salen a la calle para ponerlo en práctica. Consiste en soplar fuerte mirando hacia el cielo, mientras con las manos se empujan figurativamente las nubes. Aunque ellos ejecutan el ritual con mucho fervor, a nosotros nos resulta divertido. Por otro lado, Edi quiere que nos quedemos un día más y se inventa una ceremonia de brujo para que la intensidad de la tormenta aumente. Su método es aún más divertido. Sale a la calle con una chaqueta amarillo fosforito que algún trabajador de la carretera interoceánica le regaló. Con los brazos extendidos hacia la tormenta y los dedos tensos, los agita violentamente increpando a los nubarrones, a la vez que grita algunos conjuros en brasileño. La verdad es que con esa cabeza pelada y su piel bien morena, parece un brujo en trance. Por supuesto, volvemos a ser el centro de atención de Limacpunko. Los habitantes de este pueblecito de un puñado de casas deben pensar que somos una comparsa de comediantes que andamos de paso. Por desgracia para nosotros, ambos métodos funcionan y se contrarrestan, de manera que la fina lluvia sigue cayendo exactamente como antes.

Vestido tradicional de MarcapataAl cabo de un par de horas para de llover y después de despedirnos efusivamente, arrancamos. La carretera sube sin respiro. A los 16 km, cuando llegamos a Marcapata, ya hemos ganado 1000 metros de altura. El cielo amenaza lluvia de nuevo y decidimos que ya tenemos suficiente por hoy. Después de instalarnos en un alojamiento, recorremos el pueblo. Para nuestra sorpresa, el emplazamiento es soberbio. El cementerio se encuentra al final del espolón del cerro que protege al pueblo. La vista desde el cementerio es espectacular, sin duda un punto estratégico que no se les pasó por alto a los Incas. Desde el mirador se ven 3 valles: el que acabamos de subir, el que tenemos que seguir subiendo y otro lateral. Al atardecer, unas nubes flaquitas cubren parte de las empinadas laderas de las montañas que nos rodean. Junto con la luz suave del sol crean un ambiente místico. Uno puede fácilmente imaginarse a los sacerdotes del imperio realizando sus ceremonias en la pequeña planicie del cementerio. Si Edi, Cesare and Regis estuvieran aquí, sus rituales hubieran sido mucho más solemnes…

 

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24 de Septiembre de 2011: De Marcapata a Tambopampa

Otro día de lluviaHoy es el segundo intento de coronar el Abra Pirhuayani. El cielo sigue cubierto de nubes grises pero de momento no llueve. Después de una suave bajada, comienza la pendiente matemáticamente constante del 6%. A los pocos kilómetros empieza a lloviznar y no refugiamos bajo un puente. Cuando para de llover seguimos subiendo, pero no pasa demasiado tiempo antes de que vuelva a llover, esta vez con más intensidad y durante más rato. Nos metemos bajo otro puente y allí aguardamos durante un par de horas.

Medio helados, decidimos salir y llegamos a una agrupación de casas con el nombre de Tambopampa, pero que no llega a poder llamarse pueblo. Allí conseguimos una habitación y ya que hemos subido nuestros 1000 metros, decidimos quedarnos. En otra casita nos preparan una trucha frita con papas. Compartimos la mesa con dos chicos que vienen de las minas de oro cerca de Laberinto. De hecho, han decidido dejar ese trabajo y se vuelven a Quillabamba. Aunque ganaban bastante dinero de manera rápida, la vida entre mineros resultaba demasiado peligrosa.

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25 de Septiembre de 2011: De Tambopampa a Ocongate

Sigue la subidaTercer intento de coronar el Abra Pirhuayani. Salimos de Tambopampa a 4050 m de altitud. Nos quedan 700 para el collado. A estas alturas todo sucede a cámara lenta. Será por la falta de oxígeno o por el aletargamiento que provoca el frío, pero nos cuesta un rato recorrer los 11 km hasta la cumbre. Una vez allí, bajamos a toda velocidad. A nuestra izquierda está el macizo del Ausangate, la montaña sagrada más importante del Sur de Perú. Desgraciadamente, las nubes ocultan las cimas.

 

Joven con vestido tradicionalHoy es domingo, es decir, día de mercado en Ocongate. Los pobladores de los alrededores acuden a la cita semanal para proveerse de alimentos y otras necesidades. En la plaza central y las calles que la rodean se apelotonan las paradas de fruta, verdura, pan, ollas, zapatos, ovillos de lana, etc, etc.  Muchas de las mujeres visten sus trajes tradicionales. Sobretodo destacan los sombreros multicolores, planos y circulares, decorados con cortinillas colgando del ala, además del típico hatillo a la espalda. Las calles ajetreadas de Ocongate son un estallido de colores. Y lo mejor de todo es que no se trata de un mercado turístico, este es auténtico.

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26 de Septiembre de 2011: De Ocongate a Ccatcca

Mercado de Ocongate

Sombredo tradicional de OcongateSeguimos acumulando km y metros de desnivel en nuestro camino hacia Cusco. Nada destacable que contar durante el día de hoy. Desde que cruzamos el Abra, ha dejado de llover y sólo algunas nubes blancas decoran el cielo azul. El paisaje es el típico de la puna andina: montañas tan sólo pobladas por arbustos y hierbas bajas.

 

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27 de Septiembre de 2011: De Ccatcca a Cusco

¿Agente secreto?Ccatca está al pie del último puerto de montaña significativo antes de Cusco. Después de 500 m de subida,  una bajada de más de 1000 metros nos une a la carretera principal que une Puno con Cusco, a las afueras del pueblo de Urcos. El tráfico desde este punto hasta Cusco es bastante más denso. De camino nos cruzamos con Atsushi y Yoko, dos ciclistas japoneses que justo hoy han comenzado su viaje en Cusco. Yoko acaba su corto recorrido en La Paz, pero Atsushi sigue hasta Ushuaia.

La entrada a Cusco es una sucesión de poblaciones pegadas entre ellas y algo estresante, sobretodo por el tráfico, pero finalmente hemos llegado a la capital del imperio incaico. Cusco nos acoge por unos días durante los que visitamos las callejuelas estrechas del barrio de San Blas, la famosa piedra de 12 ángulos y otros destacados puntos turísticos.

En un viaje con nuestros padres programado para Noviembre recorreremos los centros arqueológicos cercanos a la ciudad, el Valle Sagrado y, por supuesto, la ciudadela de Machu Picchu. Esta será nuestra segunda vez en Ollantaytambo y Machu Picchu, pero nos ha impresionado tanto como la primera vez, años atrás. Simplemente es increíble la capacidad y el conocimiento de la civilización Inca para crear semejantes maravillas.

Machu Picchu

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